EL REBAÑO DE LIBERADOS

Estos días en todos los medios aparece la figura del liberado sindical como la gran pandemia de este mes. El liberado sindical es un señor claramente que cambia su trabajo por otro, puede ser porque tiene el destino lejos de su ciudad donde está la familia, puede ser porque en el trabajo no se lleva bien con el jefe, porque el horario del sindicato le va mejor que madrugar todos los días, miles de factores que poco tienen que ver con el sindicalismo.

 Por tanto lo que va detrás del Domingo y el Borras son un rebaño que lejos de defender a nadie necesitan mantener sus privilegios, con lo cual no se van a menear.

Que hay una oveja negra que le da por hacer sindicalismo y encima lo intenta dentro del sindicato también, pues expediente y a la puta calle.

Que hay uno que bala más que otro, pues a su trabajo. Así es normal que un liberado sea una mansa ovejita que asume las ordenes de su amo, y aunque no le guste lo que pasa no le importa nada, porque recordemos que  no han reclamado nada en su puta vida, nunca se han enfrentado a un jefe y probablemente no les han votado ni sus compañeros, porque al que han votado sus compañeros no quiere liberarse y sea el líder de la manada. Un líder que desde su trabajo defiende con uñas a un sindicato al que realmente cree que defiende a los trabajadores, que desde Madrid se deja las uñas y los diente por ellos, porque eso es lo que este líder hace en su trabajo, defender a los trabajadores, dar la cara cuando ellos no se atreven y llevarse todas las hostias.

Por tanto el sistema está tan perfectamente montado que la única forma de cambiarlo la tenemos los trabajadores, porque nosotros somos los que votamos en las elecciones, y ahí en las urnas es donde hay que hundir a esta raza sindicalista vertical y corrupta.

Ahora tenemos elecciones sindicales en la administración pública, ahora es el momento de votar a otro sindicato que no sea CSIF, UGT ni CCOO, vamos a cambiar el sistema. Si no consiguen votos no tienen liberados, no tienen esclavos , no llegan subvenciones de dinero y necesitarían afiliados que es lo que ahora les está fallando también.

Se hundirían como un castillo de naipes, y comenzaría un nuevo sindicalismo donde no habría liberados, se viviría de las cuotas. Así libres de polvo y paja se podría negociar de tú a tú con los jefes y llegar a  acuerdos razonables con la negociación que siempre será necesaria de un sindicato con sus derechos de la LOLS.

¡Que óptimista! Pero es lo que nos queda y no hay nada imposible!